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Las facetas del alma



El alma, a nivel energético, está compuesta de múltiples facetas o fragmentos. Para hacernos una idea gráfica sería como una esfera de cristal facetado con seiscientas diecisiete caras, que serían las porciones álmicas de energía y conciencia de que consta; estas facetas se encuentran unidas entre sí a través de nuestra vibración base, que es única e irrepetible y funciona como una especie de firma energética que todos tenemos y que nos representa.


Pérdida de facetas del alma
En determinadas ocasiones es posible que alguna de estas facetas se desenganche del resto y se desprenda del alma, pudiendo incluso llegar a perderse. Estas partes pueden ser tanto pequeños fragmentos como grandes porciones de energía suficientemente sustanciales como para llegar a cobrar cierto nivel de autoconciencia. Una parte sustancial de nuestra energía que se ha separado de nosotros puede suponer del 0.01% al 10% de nuestro campo energético, siendo este último caso una pérdida significativa.

Las situaciones en que podemos perder estas facetas son muy diversas: un trauma, un accidente, una operación quirúrgica o una donación de órganos, un enfrentamiento intensamente emocional… pero también puede darse una pérdida durante un incidente en el plano astral, que ocurre mientras dormimos y del que no tenemos conciencia, o un robo energético del que no nos percatamos, el uso de drogas o alcohol, o incluso puede tratarse de una cesión voluntaria de una faceta del alma por nuestra parte, entre otros casos.

La pérdida de facetas del alma se puede producir también en una relación entre dos personas que mantienen un vínculo profundo más allá del nivel físico y energético, es decir, cuando son sus almas las que interactúan. En estos casos puede producirse un intercambio energético de fragmentos álmicos siendo posible que se llegue a perder una faceta del alma de una de las personas; en este escenario, ese fragmento se “engancharía” en el alma del otro integrante de la pareja sin que ninguno de los dos sean conscientes de este cambio.

Captación de facetas ajenas
Pero no solo podemos perder facetas de nuestra alma, también podemos asumir, atraer o captar fragmentos álmicos de otra persona, lo cual implica asimismo un problema energético ya que esa energía que portamos en nuestra alma no posee nuestra misma vibración ni nos corresponde, de manera que interfiere energéticamente, cuando no nos provoca incluso algún bloqueo.

La mayor parte de las veces, la captación de facetas ajenas se lleva a cabo inconscientemente, aunque existe el robo de fragmentos de alma pero no se da tan frecuentemente como otros escenarios en que asumimos sin darnos cuenta facetas que no nos pertenecen. Más frecuentes son casos como un exceso de preocupación por una persona y un excesivo enfoque en evitarle cierto sufrimiento, o a la inversa, una persona demasiado enfocada en nosotros o que desea entregarnos una cualidad que sabe que anhelamos y él/ella posee; por la ley de que lo similar se atrae, es también posible captar una faceta ajena que esté vibrando en nuestra misma frecuencia (especialmente si es de sufrimiento).

Proceso de identificación y restauración
Ahora que sabemos que el alma está compuesta de múltiples facetas y que algunas de ellas pueden llegar a perderse, se nos plantea la pregunta: ¿cómo saber si he perdido algún fragmento álmico?, y consecuentemente: ¿es posible recuperar una faceta que hemos perdido o devolver una parte que hemos asumido y que no nos corresponde?

La respuesta a esta última pregunta es "sí", es posible recuperar una parte del alma que se ha desenganchado del total, al igual es se pueden devolver las facetas ajenas que llevamos con nosotros y que interfieren negativamente en nuestro campo energético. Existen distintas formas de saber si se ha perdido una faceta, y una de ellas es la consulta a nuestros Registros Akáshicos, pues en ellos se encuentra toda la información que concierne a nuestra existencia, por tanto también está registrado todo lo que ha experimentado el alma desde su creación.

No solo se pueden identificar y localizar las facetas perdidas (o las que nos sobran) a través de la consulta de nuestros registros, el contar con esta información hace posible que podamos restaurar el alma; los fragmentos perdidos, a través de una sanación, se pueden reintegrar en el alma a la que pertenecen de manera que ésta quede restaurada y completa.